viernes, 23 de mayo de 2014

Ese extraño mundo que son las parejas

Hola! Sé que llevo mucho tiempo sin escribir, pero es que no sabéis a qué niveles de estrés he llegado jajaja. Pero ya estoy de nuevo estable y relativamente tranquila. 
Con el buen tiempo hemos iniciado la temporada de barbacoas en casa, y es que parece que en verano te relacionas más con los amigos y es por esto que puedes observar más cómo cada uno vive su relación de pareja. El Dimingo pasado vinieron dos parejas con las que no teníamos mucha relación pero que poco a poco se van uniendo al grupo de amigos. Yo me comporté como a Él le gusta, llené Su copa y la de Sus amigos con una sonrisa, estuve pendiente de Él, pero no excesivamente, de hecho, dentro de cómo nos comportamos a solas, dentro de nuestro estilo de vida, quizá hasta ía decir que no me porté bien, no fuí lo suficientemente servicial. La barbacoa acabó tarde, nos acostamos agotados sin comentar nada. Al día siguiente Él me comentó lo orgulloso que se ponía cuando los otros hombres le decían la envidia que le tenían, tenía una casa grande y bonita, unas hijas muy buenas y sobretodo una mujer tan atenta, que estaba pendiente de él y no ponía malas caras si le pedía algo. Alucinaban sólo porque cuando a Él se le cna copa, yo corrí a limpiarla y a llenarla de nuevo. 
Esto me dió que pensar, siempre he dicho que yo no soy machista, no pienso que todas las mujeres tengan que ser sumisas, yo soy así porque así me gusta ser, pero ese día no me sentía sumisa, simlemente querúia verlo contento, y más que servirle me movía el cariño. Pienso que en las parejas se olvida a veces que agradar al otro, estar un poco pendiente o cubrir las necesidades, no es que nos estemos degradando, es mostrar el amor a través detalles.
Esas dos parejas me dieron pena, y odio sentir pena hacia alguien. Por un lado las mujeres, una no paraba de decir lo poco que la cuidaba su marido, que le daba igual si ella estaba enferma o no, que ya no le hacía el amor, la otra no paró de tontear descaradamente con uno de los solteros, bailando y buscándolo una y otra vez, y lo poco que habló con su marido fué para negarle cosas, y dejar claro que ella lleva los pantalones en la casa. Pero es que ellos no se quedaban atrás, el primero pasaba realmente de su mujer y el segundo no tenía un ápice de celos, le daba igual lo que ella hiciese con otro. Y es que el cariño y los gestos han de ser mutuos, yo sirvo y me someto a mi marido porque se lo merece, me da a cambio otras cosas, yo estoy iente de Él en un sentido y Él lo está de mí en otro. 
Realmente me da impotencia cuando veo que las personas no nos damos cuenta de que con muy poco se puede conseguir mucho. Quizá si una de ellas le hubiese llevado una copa a su marido y él se lo hubiese agradecido con una palmadita en el culo y un "gracias preciosa", quizá con un gesto tan simple los dos estarían mucho más felices.
Yo no hablo desde una posición de pareja perfecta, elejos de serlo, todos tenemos nuestras cosas... pero creo que lo peor que se puede hacer es abandonar, dejarse llevar por la desidia, pensar que los matrimonios son así, en mi opinión para que algo funcione hay que luchar, y ajustar una y otra vez esas pequeñas piezas que a veces no encajan.