Allí
estaba, pegada a las puertas de mi armario empotrado, imaginando que estaba
atada a una cruz… mi vecina, mi carcelera, me miraba, contándome las cosas que
me iba a hacer, la sensación de un placer extraño me invadía, me gustaba el
juego… sí, era imaginario, pero qué se puede esperar del juego de unas niñas de
6 o 7 años.
Ese es
uno de mis primeros recuerdos como sumisa, por aquel entonces yo no sabía qué
era lo que me ocurría, ni sabía a qué respondían esa clase de comportamientos,
solo sé que me encantaban nuestros juegos, y es que teníamos una amplia
variedad de situaciones, unas veces era mi carcelera que me ataba, otras un
padre severo que me ponía en sus rodillas, otras el médico y sus revisiones…
Nuestro papel estaba claro, ella mandaba, yo me sometía… No sé muy bien quién
influenció a quién, si ella tenía tendencia dominante y forjó la personalidad
infantil de su amiga, o yo la moldeé a mi sumisión natural…quizá fue el destino
que juntó a esas niñas para que disfrutaran inocentemente de unos juegos que no
lo eran tanto; por eso de que de adultos no es tan fácil realizar fantasías ni
encontrar con quién disfrutarlas.
Quizá
ella hoy sea un Ama, no sé nada de ella desde que cumplimos 14 años, quizá
olvidó nuestros juegos o los quiso olvidar, quizá la atormenten, no lo sé, sólo
puedo hablar por mí, yo no los olvidé, los recuerdo con cariño, son la base de
lo que soy, me demuestran que nací así, nací sumisa.
Este es
el comienzo de mi andadura como sumisa y es también mi forma de comenzar este
blog. No tengo ni idea de porqué lo hago, ni siquiera sé como hacerlo, cómo
orientarlo… sólo lo haré. Aquí contaré mis experiencias, me deshogaré, pondré
cualquier cosa que me guste.
Esta soy yo
No hay comentarios:
Publicar un comentario