miércoles, 26 de febrero de 2014

Mi padre ¿mi origen?

Hoy me he levantado, y he visto la noticia de que Paco de Lucía ha muerto, no voy a hablar de él desde la admiración, ya que toda la vida he renegado de lo que significaba, ahora entenderéis por qué. 
En cuanto lo he sabido me he acordado de mi padre, él es un gran guitarrista, desde muy joven iba a las cuevas del Sacromonte a aprender del arte gitano. Mi padre es un gran admirador de Paco de Lucía, y si hay alguna canción que va con él es Entre dos aguas, por un lado porque recuerdo esas mañanas de Domingo, cuando aún vivía con nosotras, el sol entrando en el salón, incidiendo sobre unos cuarzos que teníamos colgados en la pared que proyectaban el arcoiris en la habitación, y mi padre sacando su guitarra, esa guitarra a la que tanto coraje le tenía yo, y ponerse a tocar esta canción, veo su cara, su gesto, y su sonrisa cuando terminaba de tocar. De pequeña tenía autentica devoción por mi padre, siempre ha sido un hombre guapo, interesante, inteligente, apasionado y con un gran carisma, un espíritu triunfador, que traía a más de una loquita, para mí mi padre lo podía todo, me encantaba ir de su mano, siempre con su traje y oliendo a Adolfo Dominguez. Pero poco a poco vas creciendo y la inocencia infantil se transforma en realidad, y empiezas a darte cuenta de que tu padre te quiere, al igual que quiere a sus ambiciones o deseos, notas que no traduce lo mucho que le importas como a ti te gustaría, no quiero confundir, yo siempre he sido su niñita, me ha sobreprotegido lo que ha podido y más,me ha protegido de todo menos de la idolatría que le tenía, si lo pienso, creo que siempre he odiado tanto las cosas que le gustaban, porque sentía que lo alejaban de mí, les tenía celos. Con once años llegó la época oscura en nuestra relación, cuando mis padres se separaron, lo culpaba una y otra vez, sentía que me había engañado, estaba traicionada y dolida, dónde estaba ese sentimiento que tenía por él, dónde estaba el dios al que adoraba.
 Pero esos tiempos pasaron, ahora soy adulta, y desde hace varios años tenemos un relación maravillosa, cada uno tiene sus cosas, pero sabemos que estamos ahí, y sinceramente puedo decir que quiero a mi padre más que nadie, lo quiero con sus defectos y virtudes, sin intentar cambiarlo, he entendido que ese dios era un hombre, y por tanto lo comprendo sin juzgarlo, él acude a mí para contarme lo que a nadie más se atreve, sabe que yo le daré mi mejor consejo y mi mejor sonrisa.
Sé que esta es su canción, porque creo que representa muy bien el transcurso de su vida, siempre entre dos aguas, el agua de sus pasiones, de lo que le hubiera gustado ser, un guitarrista viajero, dar tumbos por el mundo sólo siendo fiel a su guitarra, manteniendo relaciones intensas y esporádicas con mujeres llenas de placer y aventura, y el agua de lo que le dijeron que tenía que ser, un hombre de negocios inteligente, con una bonita familia perfecta y triunfador. 
A mi padre le tengo que agradecer y reprochar lo que soy, he heredado aspectos de él que son mi virtud y mi cruz, aunque a diferencia de él he sabido determinar lo que soy, y defenderlo, no conformarme con otra cosa. Y digo esto hablando entre otras cosas sobre el BDSM, creo que mi padre siempre ha tenido un dominante dentro, pero no ha sabido sacarlo, o quizá sí, y es por eso que mis padres se separaron, son cosas que a una hija no se le cuentan, quizá esa veneración que le tenía era la propia que se le tiene a un Amo, sin nada sexual de por medio por supuesto, en mi eterna búsqueda del por qué soy sumisa, quizá mi padre sea un pieza clave, mientras escribo recuerdo mi relación con él, sólo quería agradarle y obedecerle, nunca me puso una mano encima, y jamás me regañó con más de tres frases, pero para mí eran más que suficientes para sentir que lo había decepcionado y sentirme avergonzada. Recuerdo que una vez, estando en una casita que teníamos en la playa con toda mi familia, salté una valla, me caí y me rompí la tibia y el peroné, todos corrieron a ver, estaban muy nerviosos, mi padre el primero, quería cogerme y apartarme de la masa de abuelas y tías histéricas, yo me agarré con todas mis fuerzas a mi madre, no sentía ni el dolor en la pierna, lo único que me dolía era haber decepcionado a mi padre, para mí había hecho algo tan grave que no quería quedarme a solas con él, no quería encontrarme con su cara de enfado... ahora que soy sumisa, puedo compararlo con la sensación que me invade cuando mi Amo se enfada conmigo, cuando lo decepciono... al final consiguió meterme dentro de casa, me sentó en el sillón, se puso frente a mí, miró mi pierna tranquilamente, aunque muy preocupado, me miró a la cara y secándome las lágrimas con la mano, me dijo: "¿Chiqui, por qué lo has hecho?". Ningún regaño, nada, sólo preocupación y protección, yo me sentí la peor hija del mundo.

Sí, cada vez tengo más claro que mi padre nació para ser Amo, recuerdo cuando se enfadaba que le decía a mi madre "Cuando me enfade dame la razón, aunque no la tenga, cuando se me pase ese momento te pediré perdón, pero no me contradigas por favor" todo esto igual que conmigo, sin violencia ninguna, a mi madre también la veneraba. Y aún hoy, mi Amo tiene el mejor suegro del mundo, puesto de vez en cuando me suelta uno de sus consejos del tipo "Tú a él dale lo que te pida (refiriéndose al sexo entre otras cosas)"

Pues bueno, todo este rollo, que no tenía pensado soltar, era para decir que me he sentido triste por mi padre, le he mandado un whatsapp y un vídeo de Paco de Lucía. 
Me gusta hacerlo sonreír.

martes, 25 de febrero de 2014

Humillante


En una relación D/s, hay actos evidentemente humillantes, que te insulten, que te abofeteen, que te hagan hablar con una mordaza en la boca... pero a mi personalmente esas cosas me humillan superficialmente, no profundizan. Sin embargo hay otras mucho más simples o tontas que calan en mi interior, y hacen que me sienta verdaderamente humillada. Una de esos gestos es la correa, pero no la de azotar, sino cuando mi Amo me engacha la correita de perra a mi collar y tira de para que lo siga, eso tiene en mí un efecto inquietante, me siento rebajada, despersonalizada, realmente me aleja un poco de mi parte humana. Respecto a Él también me provoca la extraña sensación de que dejo de ser Su princesita, ya que, por muchos azotes, dolor, o por mucho que me esté usando, siempre siento que lo hace venerándome, estableciendo una conexión especial entre los dos, pero la correa me distancia de Él, desvanece por un momento nuestra relación de pareja y me convierte en Su objeto, a Su disposición, para saciar Sus instintos sin reparos, no es que no lo haga siempre, la diferencia radica en que con la correa no siento que tenga el seguro del amor, ese colchón que creo que a veces lo frena un poco.
 Otra cosa que me humilla profundamente, va un poco relacionado con eso, y es cuando me obliga a que me corra restregándome con su pierna. Ayer, después de comer, dijo que nos subiéramos a echar una "siesta", yo me las prometía felices, los polvos de sobremesa son mis favoritos, cuando me metí en la cama desnuda, me abrazó y metió Su muslo entre mis piernas, apretándome el clítoris y al oído me dijo "Te vas a restregar hasta que te corras, en cuanto lo hagas te la meteré fuerte y duro. Sé que podría usarte y punto, pero en el fondo soy un blando, primero dejaré que te corras frotándote con tu Amo, como la perra que eres." Para mí fue muy humillante notar Su pierna llena de mi flujo, moverme mientras Él se estaba quieto, sólo mirándo mi desesperación por tener un orgasmo, ya que de vez en cuando, también susurraba amenzas si no lo conseguía. Me sentía ridícula haciendo esos movimientos animales, gimiendo mientras Él sólo sonreía. Finalmente lo conseguí, y tal como prometió, me penetró en el momento de más sensibilidad, fué intenso y muy placentero.
Esto no es un comentario negativo hacia esos actos, todo lo contrario, esa distancia que a veces surge en determinadas situaciones, me alejan un poco más del marido, y me acercan mucho más al Amo.

sábado, 1 de febrero de 2014

Amigas y ¿Amigas?


Pongo en situación, somos un grupo de seis amigas que nos conocemos desde el cole, dentro de ese grupo está mi mejor amiga, con la que puedo hablar de todo, con la que he "jugado", con la que tengo en común una mente mas abierta... pero las demás son todo lo contrario, cerradas y un poco "mojigatas", en mi opinión. Anoche tuvimos cena en mi casa, ellas saben cuál es mi forma de vida, me gusta ver sus reacciones ante ciertas cosas... no lo puedo evitar, soy una provocadora. Anoche les conté, sólo un poco, de mi escapada a Madrid, enseguida la curiosidad les picó, pude comprobar el prejuicio que hay ante ciertas situaciones, y cuando les pareció "superfuerte" que estuviera desnuda ante otras personas, ya que a ellas les cuesta estarlo ante sus novios, decidí obviar muchas cosas de mi experiencia.Tras contestar a sus preguntas y comentar muy muy por encima el tema de los azotes, decidí que sería la última vez que hablara con ellas de este tema, sus bocas decían que lo respetaban, pero sus caras reflejaban "lo respetamos, respetamos lo enferma mental que eres". Menos mal que a mi lado tenía a mi querida "M" dándome patadas para controlar mi incontinencia verbal, diciéndole a las demás que no está bien cerrarse y negar algo sin haberlo probado... no es que sirviera de mucho, pero se agradece la intención.
Esta mañana me sentía mal, quizá las incomodé, quizá no debería haber contado nada... pero luego he reflexionado, yo no tengo que avergonzarme de nada, son mis amigas y debería poder contarles mis cosas, no intento convencerlas de que sean como yo, solo hablo de mi vida igual que ellas hablan de las suyas, las que no lo hicieron bien son ellas, por prejuiciosas y por hacer sentir mal a una amiga que solo estaba siendo abierta y sincera. 
Lo mejor llega cuando todas dicen de irse, se levantan, se ponen el abrigo y le preguntan a "M", sorprendidas, si es que ella se queda... siento si queda muy patente que necesitamos un ratito a solas para ser amigas de verdad, sin filtro de palabras, sin juzgarnos, contándonos los pensamientos y demás que no nos atrevemos a contar a nadie.
Para este día, y para esas amigas que basan la amistad en "reuniones de niñas monas que toman café", va esta canción Walking in my shoes - Depeche Mode 
Lo mejor es que si se pusieran en mis zapatos... no querrían quitárselos. Irónicamente, anoche no paraban de decirme lo bonitos que eran, y es que duelen, pero son preciosos.

Walking in my shoes (traducida)

Te hablaría de las cosas por las que me han hecho pasar
El dolor al que he estado sometido
Pero hasta el mismo Señor se sonrojaría
Los incontables banquetes arrojados a mis pies
Frutas prohibidas para yo comerlas
Pero creo que tu pulso comenzaría a acelerarse

Ahora no estoy buscando ninguna absolución
Ni perdón por las cosas que hago
Pero antes de que llegues a ninguna conclusión
Intenta caminar en mis zapatos
Intenta caminar en mis zapatos
Tropezarías en mis mismos pasos
Acudirías a las mismas citas a las que yo acudí
Si intentas caminar en mis zapatos
Si intentas caminar en mis zapatos

La moral lo desaprobaría
La decencia lo despreciaría
El chivo expiatorio que el destino hizo de mí
Pero prometo, a mi juez y los jurados
Que mis intenciones no podrían haber sido mas puras
Mi caso es fácil de ver

No estoy buscando una conciencia mas limpia
Ni paz mental después de lo que he pasado
Y antes de que hablemos de cualquier arrepentimiento
Intenta caminar en mis zapatos
Intenta caminar en mis zapatos
Tropezarías en mis mismos pasos
Acudirías a las mismas citas a las que yo acudí
Si intentas caminar en mis zapatos
Si intentas caminar en mis zapatos

Ahora no estoy buscando ninguna absolución
Ni perdón por las cosas que hago
Pero antes de que llegues a ninguna conclusión
Intenta caminar en mis zapatos
Intenta caminar en mis zapatos
Tropezarías en mis mismos pasos
Acudirías a las mismas citas a las que yo acudí
Si intentas caminar en mis zapatos
Si intentas caminar en mis zapatos