miércoles, 23 de octubre de 2013

Elegí mi camino, da igual el destino

 Hay veces en que una canción me inspira, me dan ganas de escucharla mil veces y escribir las cosas que me vienen a la cabeza, es uno de mis pequeños lujos. Sé que esta canción es mítica, pero sinceramente, no le había echado cuentas. Hoy al subir al coche y encender la radio, estaba sonando, y me ha invadido por completo. Así que, si no os importa, la pondré a todo volumen y escribiré...


No os fiéis de mi cara de niña, de mi pequeño cuerpo de adolescente, ni siquiera de mi nombre angelical, no os imagináis la de pecados que he cometido, no os imagináis la de cosas que dejo que me haga un hombre por placer, por lujuria. Las monjas repetían una y otra vez lo mal que estaba pecar, me repetían dónde iban las personas que lo hacían, y me da igual... quiero follar con Usted una y otra vez, quiero que me azote y me sodomice entre improperios. Quiero llorar de puro éxtasis, quiero gritar Su nombre con veneración, sólo Usted es mi dios, sólo por Usted me arrodillo, no para rezar, me arrodillo para obedecer, para demostrar mi inferioridad, para comerle la polla dejándome la vida en ello. 
Quíteme la cara de niña buena a bofetadas, a insultos, quítemela con Sus dedos entre mis piernas, saque la cara de zorra que sabe que oculto, esa zorra con la cara ardiendo, la boca entreabierta y la mirada apasionada.
No follemos entre música clásica, entre sábanas de seda, ponga Su música a todo volúmen, esta canción sonando en los altavoces. Esto es sexo sucio y obsceno, dejémonos de cursilerías y hágame Suya entre sábanas empapadas. Muérdame el cuello, márqueme el cuerpo con Sus dientes, sabe que es Su carne, cómala. Tire de mi pelo, lama cada rincón, embriáguese con el olor de mi piel, no huele a rosas, ni a empalagoserías de poetas, huele a lujuria, huele a posesión y entrega. 
Sabe que le pertenezco, que algo dentro de mí dice que haga lo que haga, pase lo que pase seré Suya. 
Diga un camino, un destino, diga la forma de llegar a él, yo lo seguiré ciegamente, sea mi guía, con los ojos vendados sentiré la aspereza del asfalto en mis pies desnudos, y paso a paso, pecado a pecado le seguiré a las puertas del mismísimo infierno.

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