martes, 3 de diciembre de 2013

Una canción, mil sensaciones


Era invierno, en medio de una sesión, en el sótano, para las sesiones siempre el sótano, el colchón en mitad de la habitación, las luces apagadas, tan solo la luz naranja de una estufa iluminaba la escena, aunque con mis ojos vendados solo percibía el calor que irradiaba. Sentía inquietud, excitación e indefensión, Él iba utilizando diferentes objetos, unos dolían otros me excitaban hasta el límite del orgasmo, a cuatro patas con mi ropa interior negra sólo podía dejarme llevar, todo era perfecto, me gustaba sentirme así... Me tumbó boca arriba, la canción " She wolf " comenzó a sonar, fuerte y penetrante, se metió en mi cerebro, Él se puso encima, me quitó el antifaz, cuando mi vista se acostumbró a la luz pude ver Su rostro iluminado por la misma, estaba muy cerca y me sonreía tierno, me abrió las piernas y comenzó a penetrarme. No sé si fue la música, si fue ver Su cara después de todo lo que me había hecho a oscuras... el caso es que se convirtió en un momento mágico, de película, me follaba rítmicamente, muy pegado a mí, sentía Su olor, Su piel, Su posesión, y esa canción sonando. Fue un momento único que me transportó, no pensaba, solo sentía...
Meses después, este verano, en una barbacoa con amigos, yo estaba sentada con las mujeres, Él en la barbacoa con los hombres, esta canción comenzó a sonar, en cuanto me di cuenta, lo miré, Él me miró y me guiñó... Un hormigueo me recorrió las piernas, el estómago y se concentró en mi entrepierna, la imagen de aquella sesión me vino, con sólo un guiño me recordó los momentos y sensaciones que vivimos juntos, que ninguno olvidamos y que ninguno de nuestros amigos alcanza a entender. Son solo nuestros.

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