Era invierno, en medio de una sesión, en el sótano, para las sesiones
siempre el sótano, el colchón en mitad de la habitación, las luces apagadas,
tan solo la luz naranja de una estufa iluminaba la escena, aunque con mis ojos
vendados solo percibía el calor que irradiaba. Sentía inquietud, excitación e
indefensión, Él iba utilizando diferentes objetos, unos dolían otros me
excitaban hasta el límite del orgasmo, a cuatro patas con mi ropa interior
negra sólo podía dejarme llevar, todo era perfecto, me gustaba sentirme así...
Me tumbó boca arriba, la canción " She wolf " comenzó a sonar, fuerte y
penetrante, se metió en mi cerebro, Él se puso encima, me quitó el antifaz,
cuando mi vista se acostumbró a la luz pude ver Su rostro iluminado por la
misma, estaba muy cerca y me sonreía tierno, me abrió las piernas y comenzó a penetrarme. No sé si fue la música, si fue
ver Su cara después de todo lo que me había hecho a oscuras... el caso es que
se convirtió en un momento mágico, de película, me follaba rítmicamente, muy pegado a mí, sentía Su
olor, Su piel, Su posesión, y esa canción sonando. Fue un momento único que me
transportó, no pensaba, solo sentía...
Meses después, este verano, en una barbacoa con amigos, yo estaba sentada
con las mujeres, Él en la barbacoa con los hombres, esta canción comenzó a
sonar, en cuanto me di cuenta, lo miré, Él me miró y me guiñó... Un hormigueo
me recorrió las piernas, el estómago y se concentró en mi entrepierna, la
imagen de aquella sesión me vino, con sólo un guiño me recordó los momentos y
sensaciones que vivimos juntos, que ninguno olvidamos y que ninguno de nuestros
amigos alcanza a entender. Son solo nuestros.
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